A mi padre
La Columna del Sábado
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y
que baja y que cruje,
son
dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie
César Vallejo
Queramos
o no siempre llevamos una parte del que queda
como
pretexto para el regreso.
José Ropero Alsina
Desde aquel primer grito, los días no se volvieron a contar.
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De espaldas a las marcas trazadas en el pergamino de Dios, el instante fue desde entonces el único momento.
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El despertar y el vuelo del colibrí; el jardín y su geometría de sol. La ciudad y su latir desde la Plaza Principal o desde las líneas de un poema inacabado. El cuerpo pide un descanso.
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El fénix renace a medio día después del veneno que prolonga la vida. La palabra es necesidad constante de abrir puertas y ventanas.
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Por la noche, página tras página, entre calambres y descensos oníricos. Un lento cerrar de ojos en la oscuridad presencian luego el milagro del calor de otra mañana.
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El tiempo y sus dolores cimientan aquel día ineluctable del golpe final; un vacío ahora está presente en todos los que quedamos.
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Y ese otro dolor es ahora nuestro; la tierra no podrá con los afectos anidados en cada corazón.
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