FIL Cali I

 La Columna del Sábado






Desde el 21 de octubre la ciudad de Cali vive la Feria Internacional de Libro –FIL Cali–, que tiene como invitada especial a La Libertad. El 2021 fue declarado como el “Año de la Libertad” por el Ministerio de Cultura, en homenaje a los 170 años de la firma del decreto que abolió la esclavitud en Colombia. Cali, al ser después de Salvador de Bahía (Brasil) la ciudad  latinoamericana con mayor población afrodescendiente, se une a esa celebración en uno de sus eventos culturales más importantes. En este contexto, la FIL Cali 2021  busca por once días exaltar la importancia  de “construir caminos de Libertad” para “reconocernos en el otro” y así poder “celebrar el hecho de estar vivos”.

A diferencia del año pasado, la mayoría de sus encuentros se realizan de forma presencial, lo que nos devuelve el encanto de los espacios donde el libro es protagonista principal. Sin duda la presencialidad es vital en estos eventos, ya que uno de los aspectos más valiosos es la posibilidad de acercarnos y escuchar de viva voz al autor de carne y hueso que a través del libro trasciende las barreras sociales y políticas, y sin importar la distancia llega a cualquier lector. Es por esto que sería errado concebirlas solo como acontecimientos comerciales de promoción y venta de libros, y no como una coyuntura para explorar nuevos autores, nuevas voces que despuntan en la literatura.

La Feria por lo tanto es el lugar y el instante para hacer una pregunta o un comentario que tengamos atorado después de la lectura de aquel escritor invitado. Es muy probable que alguna vez tengamos la misma sensación que tuvo el escritor peruano José María Arguedas, quién deseaba estar en Montevideo “y apretarle la mano con que escribe” Juan Carlos Onetti a quién nunca llegó a conocer, pero a quién a través de la palabra había establecido una poderosa conexión de hermandad.

Esa oportunidad de conocer al artista que ha escrito esa narrativa que nos transporta a un mundo paralelo, es una experiencia única que podemos vivir en la Feria así no tengamos la posibilidad de comprar algún libro... Y si hay la posibilidad de elegirlo de los mostradores de las editoriales o del stand del propio autor, será mucho más significativo que adquirirlo a través de los portales de internet.

Todavía queda una semana de Feria y espero que Leão no me ocupe mucho en las labores de obra en aquellas lomas llenas de piedras en el Oeste, para así seguir recorriendo las carpas instaladas a modo de auditorio en el Parque Simón Bolívar y a su alrededor cruzando el puente hacia el Bulevar del Río donde se hallan los promotores y los pasillos llenos de libros. Por ahora puedo decir que me deleité con el conversatorio conmemorativo del 50° aniversario de la publicación de Cóndores no entierran todos los días de Gustavo Álvarez Gardeazábal; con la presentación del Tomo III de Cuentos y relatos de la literatura colombiana, selección de la poeta Luz Mary Giraldo; con dos muestras del estudio de la multiplicidad de personalidades de Fernando Pessoa a través de Pessoa múltiple y Leer a Pessoa, del crítico y traductor Jerónimo Pizarro; y con la charla de Pablo Di Marco sobre sus novelas Las horas derramadas y Tríptico del desamparo.

Dichosos quiénes gozamos y nos emocionamos con la palabra escrita y con esa invención maravillosa que son los libros.


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