El sueño acabó
La Columna del Domingo
Primero lo dijo Lennon: “the dream is over”; nueve años después Belchior sin decirlo reiteró que “o sonho acabou”. Y no podría hablar en nombre de alguna generación porque todos han caminado solos sobre estas piedras. ¿Cuál era el sueño? ¿Se habían ellos tomado el tiempo de preguntárselo? ¿Cuál fue la última generación que caminó acompañada? ¿Cuál fue la última que se reconoció en el tumulto o a través de los muros? ¿Qué nos dejó esa última? ¿Utopías? ¿O un nuevo fracaso colectivo?
“El sueño acabó”, también lo dijo el maestro Abel Manzur, y eso que
por lo menos alcanzó a vivir una o dos épocas de gran culto a la esperanza. Sí,
se volvió a creer en Dios, en el amor y en la democracia; incluso en algunas de
las que Lennon negó como la magia, el yoga y hasta los reyes. Cayeron cortinas,
alambradas, muros y cataclismos. Se dieron la mano los enemigos y posaron en la
misma foto sonrientes. Pero no fueron necesarios muchos días para que las luces
perdieran otra vez su brillo y comenzara a gestarse una nueva desconfianza
común, un constante estado de amenaza. Todo se enrareció otra vez… Era soñar
demasiado, señores; casi nada sobrevive tanto al paso del tiempo y menos un
sueño [o la esperanza que es una forma frágil de sueño]. De ahí mi admiración
por las piedras: “y siglos y siglos perduran”, dijo Milanés, nuestro
poeta de la tierra.
Otra vez son tiempos nuevos, pero eso no
significa nada porque la lluvia aún es rancia y el sol continúa enquistado en
las mismas calles. “El sueño acabó y ni siquiera han podido reconstruir la
ermita”, dijo João: “todo debió empezar por acomodar bien los cimientos
como lo dijo Jesucristo”.
Haya o no un sueño nuevo para estos tiempos
nuevos, la sensación es la carencia de esencia en los contenidos. Un vacío cada
vez más vacío. Hoy se vive resignado al vértigo del día a día… si ya no hay
sueño, ¿qué importa mañana? Al fin y al cabo, tendrá que amanecer y de algún
modo despertarnos, dicen voces colectivas en una nueva forma de ruido cada
vez más fuerte.
¿Quién precisará ahora?

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