La Reina también viajó en tren


Mucho antes de su separación de la Unión Trixana, la gran isla de Ballenbrujo vio brillar a una hermosa estrella que desde entonces estuvo presente en el curso de los días venideros; una reina, Isabel Concoudar. Ella, con su poder real, no tuvo problemas en dar alas a su imaginación. Incluso mucho más allá de las capacidades de la incipiente ingeniería civil del país. Un día cualquiera, le escribió una carta a Vicente Calderón-Bahía, gobernador de Postalo:

«(…) No es un capricho más de mis vanidades, es un deseo muy profundo, es el mayor anhelo, el más puro y real que haya tenido. Necesito que los trenes me lleven desde las islas de Barreiro hasta la costa trixana, y luego me lleven de vuelta a Pinóselin»


«Aquí estuve y no fue un sueño» J.J. Junieles
Si bien en Ballenbrujo los trenes no andan resoplando sobre los rieles sino volando por los hilos de las nubes, silban a todo vapor por el jardín de la noche, llegan a las estaciones de nuestra imaginación. La reina Isabel sabía que los límites de la realidad no eran impedimento para dejar de soñar.

Los años pasaron y los trenes nunca atravesaron el archipiélago de Barreiro desde Ballenbrujo hasta Trix. Sin embargo, la Reina nunca se resignó: continuó viajando por las noches desde Gorgol hasta las tres ciudades de Barreiro, desde Federleider hasta Cabrujas, o desde Jonás hasta Pinóselin.


Es posible que nada de esto sea real, sin embargo existe

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